CENTRO DE ESTUDIO DE LA VID
ARTÍCULO DE EXTENSIÓN, AÑO 2005
UNIVERSIDAD DE CHILE
Director: Dr. sc. agr. RODRIGO CALLEJAS R.
Sub Director: Agr. Ph D. CLAUDIO PASTENES V.
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CEVID. Centro de Estudio de la Vid, Facultad de Ciencias Agronómicas, Universidad de Chile.
Santa Rosa 11315, La Pintana, Santiago, Chile; Casilla 1004, Santiago. F:56-2-9785727
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procesos de inhibición correlativa, etc. En todos éstos, la parte aérea de la planta ha sido profundamente estudiada, dejando
de lado el estudio del comportamiento de las raíces. Lo anterior es bastante extraño, dado que se ha demostrado la existencia
de un equilibrio funcional entre la parte aérea y la raíz (Davidson, 1969; Van Noordwijk y Willingen, 1987), situación a la
que no se le ha dado la importancia que merece.
Es común encontrar en la introducción de los artículos científicos y de divulgación sobre raíces a nivel mundial: “la raíz es la
estructura que no ha merecido la atención que se debe, por eso….”; culminando en las conclusiones: “es fundamental, que a
pesar de lo engorroso del estudio de las raíces, se siga realizando, dada la gran relación que existe entre el potencial
productivo y el sistema radical”. Si nos remitimos a nuestra condición local, la información al respecto es mínima, aislada o
forma un apéndice dentro de otro tipo de investigación.
Lo anterior y aquellos antecedentes que entregaremos a continuación, dejarán claramente establecido que la investigación que
se lleva a cabo en la III Región del país, a través del proyecto FIA (PI-C-2003-1A-037), será una significativa innovación
para el rubro uva de mesa a nivel nacional (Callejas
et al
., 2004), debido a que se sentarán las bases para futuras
investigaciones sistemáticas en este tema.
¿Cuándo crecen las raíces de la vid, bajo nuestras condiciones edafoclimáticas?
Una de las grandes diferencias que presenta la vid respecto de los otros frutales (Rogers y Head, 1969; Cockroft y Olsson,
1972), y que pueden ser el origen de algunos problemas importantes en la primera etapa del desarrollo del brote, es el
desacople entre el inicio del crecimiento del brote y la raíz. Tal como lo señala Freeman y Smart (1976), el inicio del
crecimiento de la raíz “Shiraz”en la primavera, se produciría aproximadamente 10 semanas más tarde que la del brote. Esta
posterior actividad de la raíz se ve corroborada por las evaluaciones de producción de hormona realizadas por Lilov y
Andonova (1976) y Niimi y Torikata (1978). En uno de los únicos trabajos realizados en Chile, IV Región, variedad Gold en
doble cruceta, Ibacache y Lobato (1995) corroboraron este desfase entre ambos crecimientos.
Una de las razones que se esgrime para explicar este comportamiento, radica en la relación entre la raíz y la temperatura del
suelo, factor que estaría controlando el inicio y término del crecimiento anual del sistema radical. Para que éste se inicie se
necesita, a lo menos 6ºC, siendo el óptimo (evaluaciones en laboratorio) 30ºC. Entre esos valores, se ha observado una gran
variabilidad en el crecimiento anual de las raíces, tal como lo menciona Erlenwein (1971, citado por Currle
et al.
1983)), en
donde a 25ºC el desarrollo de la raíz fue claramente mayor que a 15ºC.
Debido a que nuestro país presenta diversas zonas climáticas donde se ubica el cultivo de la uva de mesa y dada la
dependencia del sistema radical de la temperatura, es factible pensar que no solamente se tendrá un diferencial en el
crecimiento de este órgano debido a la profundidad dentro del perfil de suelo (
Figura 1
), sino también en forma importante
en el transecto mar-cordillera y, para un mismo lugar, debido a las diferencias topográficas locales.
Adicionalmente, en un protocolo de evaluación habría que considerar el patrón de crecimiento de la planta en primavera y la
estructura o sistema de conducción elegido. De acuerdo a observaciones llevadas a cabo en el marco del proyecto FIA,
pequeñas ventanas (sectores sin follaje) o sectores con débil crecimiento permiten un incremento más rápido de las
temperaturas del suelo, lo que probablemente favorece el crecimiento de las raíces. Contrario a lo presentado por Ibacache y
Lobato (1995) en el sistema de doble cruceta, la temperatura de suelo en parronales, no se incrementa en forma constante a
partir de septiembre en adelante, sino que existiría un aumento inicial hasta alcanzar temperaturas de 20 °C en los primeros
30 cm de suelo, decayendo toda vez que termina por cerrarse el dosel (inicio de cuaja) e incrementándose nuevamente hasta
llegar a 23 o 24 grados avanzada la temporada.
Freeman y Smart (1976), dejan en claro que en la vid existen 2 “peak” de crecimiento, uno grande al inicio de la temporada y
otro pequeño al término de ella. Está claro que, si bien la temperatura modula el crecimiento de las raíces, la fruta que se está
desarrollando ejerce un efecto depresivo que prácticamente detiene el crecimiento de la raíz. Sobre esta dinámica, posible de
observar bajo condiciones climáticas mediterráneas (zona centro sur de Chile) o frías (Europa, por ejemplo), queda la duda
sobre cuál será el comportamiento en la zona norte de nuestro país en las variedades de mesa para exportación, donde la
cosecha termina tempranamente (mediados de enero), manteniéndose todavía por 4 meses las temperaturas óptimas de
crecimiento. Adicionalmente, se desconoce cómo es el comportamiento y cómo varía según el transecto mar-cordillera o
dentro de un mismo predio al tener terrazas altas, lugares bajos o cuarteles con distinta exposición.
