PÉRDIDAS DE PRODUCCIÓN POR FALLAS EN LA FECUNDACIÓN, COMPETENCIA Y ANORMAL DESARROLLO DE LAS BAYAS EN VID VINÍFERA - page 6

CENTRO DE ESTUDIO DE LA VID
ARTÍCULO DE EXTENSIÓN, AÑO 2004
UNIVERSIDAD DE CHILE
Director: Dr. sc. agr. RODRIGO CALLEJAS R.
Sub Director: Agr. Ph D. CLAUDIO PASTENES V.
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CEVID. Centro de Estudio de la Vid, Facultad de Ciencias Agronómicas, Universidad de Chile.
Santa Rosa 11315, La Pintana, Santiago, Chile; Casilla 1004, Santiago. F:56-2-9785727
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Prevención de las deficiencias. Es importante conocer las características edafoclimáticas y calidad del agua de riego, para
adelantarse a posibles deficiencias. Por lo tanto, todo comienza por conocer estos parámetros a través de la analítica y la
observación visual del suelo y calidad de las raíces en calicata. Algunas situaciones críticas son:
a) De tipo climático: a mayor temperatura ambiental, mayor demanda de B por la planta. Adicionalmente, la sequía o estrés
hídrico permanente, lleva a cuadros de deficiencia.
b) De tipo edáfico: hay factores que provocan la inmovilidad del B, haciéndolo no disponibles para la vid: pH sobre 7,5 e
inferiores a 4; alto contenido de cal activa; alto contenido de materia orgánica; texturas arenosas; suelos de texturas gruesas
con alto contenido de piedras, etc.
c) Calidad del agua de riego: altos contenidos de carbonato y de calcio.
d) Manejo: exceso de nitrógeno y potasio.
Corrección de las deficiencias. Frente a deficiencias de este elemento, las cuales de acuerdo a la experiencia son más
frecuentes de lo que se piensa, el manejo debe incluir tanto las aplicaciones al suelo, como a la planta en forma foliar. Las
aplicaciones de B al suelo incrementan los niveles foliares de B, pero no son tan efectivas como las aplicaciones foliares en
incrementar la producción, señalándose que un óptimo nivel de B a nivel foliar no garantiza un adecuado nivel productivo.
Aparentemente la superioridad de la aplicación foliar se debe a la incapacidad del B del suelo de satisfacer la gran demanda
momentánea que presentan los órganos reproductivos en un lapso corto de tiempo.
Se aconsejan aplicaciones de 3 a 5 kg∙ha
-1
de B al suelo durante la temporada, pero considerando previamente las condiciones
de éste y las características del agua de riego, para evitar eventuales cuadros de toxicidad o ningún efecto sobre la planta.
Aplicaciones foliares deberían ser realizadas 1 o 2 veces previo a la floración, a pesar que diversos estudios en otras especies
señalan que los mejores resultados se logran con aplicaciones en postcosecha activa.
Zinc
Es otro elemento que normalmente se asocia a problemas de corrimiento. El Zn activa varios sistemas enzimaticos en la
planta y es el responsable del balance hormonal, debido al rol que juega en la formación del precursor (triptofano) en la
síntesis de auxinas. Por lo tanto, presentaría un efecto indirecto sobre la germinación del polen y crecimiento del tubo
polínico al alterar los niveles adecuados de esta hormona. Como veremos más adelante, esta condición podría estar
generando un pedicelo más débil, que induciría la caída de los frutos o en otros caso mayor probabilidad de presencia de
patologías como el palo negro. La deficiencia de Zn, ejercería, adicionalmente, un efecto directo por un menor desarrollo de
las anteras y por falla en ciertos factores metabólicos, tales como: a) bajo niveles de hidratos de carbono; b) mayor presencia
de aminoácidos y amidas, con la consecuencia de menores niveles de proteína; c) indeseada formación de radicales libres,
sobre todo bajo alta intensidad lumínica; d) toxicidad de P, debido a la generación de un descontrol en la carga del floema y
e) menor resistencia natural de las plantas a enfermedades, dado por una menor integridad de las membranas.
Prevención de las deficiencias. Primeramente es importante detectar una baja disponibilidad de este elemento a nivel de
suelo. Para esto es importante tener en cuenta los siguientes aspectos generales: a) es más probable tener deficiencias en
suelos erosionados o nivelados; b) se ha detectado deficiencias importantes en plantaciones en cerros, sobre todo con suelos
de texturas gruesas; c) el nivel adecuado a nivel de suelo se encuentra en 0,5 ppm, sin embargo, si el pH del suelo sobrepasa
los 7,5, automáticamente habría que tomar como referencia 1 ppm. D) elevado uso de fertilización fosfatada, induce
deficiencia de Zn; e) fijación de este elemento por elevados niveles de materia orgánica y f) deficiencias por efecto de
dilución al usar elevados niveles de N.
Corrección de las deficiencias. Para controlar las deficiencias de este elemento, se han planteado 3 estrategias: a) al suelo sin
un criterio determinado. Normalmente se menciona que sería improductivo hacer estos tratamientos por el alto grado de
fijación, salvo en suelos de texturas gruesas, muy arenosos, donde 2 a 3 kg de Sulfato de Zn por planta en invierno, lograría
un efecto regular. Otros autores señalan que sería suficiente para corregir las deficiencias 125 kg∙ha
-1
(en reposo invernal) de
Sulfato de Zn al año o de 5 kg∙ha
-1
de Zn, pero permanentemente todos los años. b) Aplicaciones al momento de la poda a
los puntos de cortes de soluciones de Sulfato de Zn. Se estima que inmediatamente luego de la poda la solución ideal sería al
3%, mientras que aplicaciones posteriores requieren elevar la concentración desde el 5 al 10% y c) Tratamientos foliares, los
cuales se concentran en plena flor y también en postcosecha activa. Sin embargo, es importante realizar, como en todos los
nutrientes, un seguimiento durante la temporada, ya que en situaciones de baja disponibilidad de Zn en el suelo, una sola
aplicación foliar pensando en el corrimiento, no satisface las otras necesidades que tiene la planta durante la temporada. Es
probablemente que es estos casos se requiera de más aplicaciones en la medida que se desarrolla la vid.
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